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Channel: Viviendo en mi nube azul
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Un año en Madrid

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Hoy hace un año a estas horas, Tarek, Blues, Jazz y yo estábamos en un avión camino de Madrid. Atrás quedaba un año y medio en Cairo, un año lleno de cosas maravillosas con un final horrible. 

Estaba huyendo, sin ninguna duda. Necesitaba salir de allí como fuera, si hubiera podido hacerlo corriendo lo hubiera hecho. Los últimos 2 meses, entre amenazas, toques de queda, miedo infinito y vómitos constantes por el embarazo estaban siendo una pesadilla. Yo solo quería llegar a casa y sentirme a salvo. 

Yo huía y arrastraba a Tarek conmigo, que se marchaba única y exclusivamente por mi. El no quería venir, eso estaba claro, pero creo que no le quedó otro remedio. Creo que no habrá manera en el mundo de compensarle por ello. No voy a negar que me siento culpable cada día. 

En el avión yo iba feliz y el triste. Pasamos gran parte del vuelo durmiendo, al menos él, yo quería enseñarle la vista de Madrid antes del aterrizaje pero creo que se lo perdió. Al llegar al aeropuerto, vimos que Jazz ya estaba dando vueltas en su jaula por la cinta de equipajes, así que salí corriendo para sacarla de allí. Montó un escándalo que a la pobre se la escuchaba por todo el aeropuerto. Blues salió un poco después. 

Fuimos a casa de mi tía y después de mi madre. Comí cantidades decentes de comida por primera vez en 3 meses (no me duró mucho, a los 3 días estaba vomitando de nuevo), pude hacerme con algo de ropa (ya no me cabían mis pantalones) y me moría por ver a mis amigos. 

Un año después, sigo sintiéndome culpable. A diario me pregunto si no tomé la decisión equivocada, aunque en el fondo se que si me hubiera quedado algo hubiera acabado muy mal. A diario le pediría perdón a Tarek un millón de veces, y sueño con volver a Cairo, de momento de visita. 

Un año después, PF tiene 5 meses y es un niño grande, sano y feliz. También a diario me pregunto que será lo mejor para él. 

Hace un año no tenía ni idea de la pesadilla que se nos venía encima. No me canso de decirlo, si lo llego a saber ni loca me hubiera subido a ese avión. Hoy por hoy puedo decir que al fin la situación se va encarrilando, y solo espero que siga en la misma línea. Nos falta un último empujón, a ver si llega. 

Un año después, hay muchos amigos españoles a los que estando fuera echaba de menos una barbaridad y a día de hoy todavía no les he visto. 

Un año después, echo mucho de menos a mis amigos de allí. 

En 365 días Tarek ha aprendido a adorar la paella, la tortilla de patatas, el alioli, la ternera gallega y el centro de Madrid. Ha paseado por la sierra, ha viajado a la playa, ha visto las luces de Navidad, la cabalgata, ha comido castañas y las 12 uvas de nochevieja. Poco a poco va pillando el sentido del humor español. Mi tarea pendiente, llevarle a conocer el Norte. Y luego, el sur. Le va a encantar. 

A veces siento que no me quiero marchar de aquí nunca, a veces quiero volver a salir corriendo. Solo se que nunca pensé que un año después estaríamos así. Y que mi marido necesita ver a su familia y amigos, igual que lo necesitaba yo cuando cumplí un año en Cairo. 

Hoy se cumple un año. A partir de mañana, todo tiene que ir a mejor. 


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