Se que tengo mala fama, de borde, de seca, de directa.. pero en el fondo soy un ser de paciencia infinita. Porque si no, a día de hoy seguiría drogada a valiums para calmarme, o en un calabozo por intento de asesinato.
Lo primero, perdón por la desaparición blogueril, pero a mi estos días me descolocan. Con esto de la navidad me debato entre ser un grinch y ser una pava, porque odio y adoro estas fechas a partes iguales. Adoro las luces, el ambiente, los regalos, las cenas, las pelis navideñas, la decoración... y aborrezco el consumismo desmedido, los centros comerciales llenos, los borrachos en las carreteras... y la cena. La cena navideña es ese lugar en el cual yo hago penitencia por todos los pecados cometidos y ejercito mi paciencia hasta niveles que harían envidiar a Buda. Resumiendo, que yo para escribir necesito equilibrio espiritual y ahora mismo de eso tengo poco.
Si el día a día de una madre ya es duro por la cantidad de mierda consejos / opiniones no pedidos que hay que oír, lo de navidades ya es un festival del humor. No pasa nada, yo vengo entrenada, llevo 30 años siendo el blanco de miles de comentarios durante esa cena, comentarios que van desde el"no tenías otra cosa que ponerte" al "el piercing en la lengua es malísimo, deberías quitártelo" pasando por el "cuando piensas terminar la carrera? Sabes que estás perdiendo el tiempo?"Todo muy navideño y muy amoroso.
El pasado fin de semana ya tuve un adelanto de la cena navideña, en el cual pensé que ya había agotado todos los comentarios sobre crianza que se me podían hacer. No faltó ninguno, pasamos del imprescindible "cuando le vas a quitar la teta?" (que manía de quitar las cosas buenas, jolín) al "va a la guardería? Porqué no pides plaza por si acaso?" (no se que pinta un bebé de 7 meses en la guarde pudiendo estar con su madre) terminando en ese pecado horrible que cometemos las madres que nos da por esto del apego: "no seguirá durmiendo contigo, verdad? Deberías sacarle de la cama ya" (claro, como mi hijo, gracias al colecho, hoy ha dormido hasta las 10:30 de la mañana, he pensado que lo mejor es ponerle a dormir solo, a ver si descansamos todos un poco menos, que no se puede vivir tan bien). Suficiente para unas navidades, verdad? Optimistas...
En vista de que tengo un entorno por lo visto bastante original en cuanto a frases lúcidas se refiere, voy a ser buena y os voy a dejar unos cuantos ejemplos. Podéis utilizarlos con 2 fines: O para amargar a la madre de una forma que no se espera, o para no liarla. Lo dejo a vuestra elección.
1. Si ves a un niño comiendo felizmente un trozo de pan con su madre, y crees que no es lo adecuado, tienes 2 opciones: Puedes preguntarle a la madre como es que el niño come gluten y escuchar su respuesta (a lo mejor aprendes algo por el camino, quien sabe) o bien, mirarla con cara de mala madre e informarla secamente de que "tu hijo es demasiado pequeño para comer esas cosas". Si quieres rizar el rizo, cuando la madre te conteste que no, que el niño come casi todo y que no hay problema, puedes insistir. Según el hinchamiento de narices de la madre, hay 2 posibles soluciones: Que la madre te conteste "Y tu porqué das biberón?" (no es asunto mío, verdad? Pues idem) o bien, que pase de ti.
2. Si tienes una cámara de fotos profesional, puedes sacar, disimuladamente y desde una distancia prudencial, un par de fotos bonitas al bebé. Si ya pides permiso, la madre puede hasta ponerte en un pedestal y guardarte los mejores trozos de jamón (no digo nada si le pides el mail para hacerle llegar las imágenes). En cambio, si nada más entrar por la puerta flasheas a su retoño a 20 centímetros de distancia, corres el riesgo de tragarte la cámara. Si sigues haciéndolo durante toda la noche, no te extrañe que la madre vaya huyendo de ti por toda la casa. Y si luego sientes que alguien te ha echado mal de ojo, te aguantas. Es la madre, que a la mañana siguiente se ha dado cuenta de que no tiene una sola foto de su hijo en sus primeras navidades porque el niño estaba tan agobiado con la camarita que ella no sacó ninguna.
3. Ya se que las madres tenemos que sacarnos muchas fotos con nuestros hijos, que es un recuerdo precioso y que luego es una pena, bla, bla, bla. El caso es que a veces, justo en ese momento, no nos apetece. Se puede dar la circunstancia de que la madre todavía le sobren 10 kilos del embarazo, no recuerde la ultima vez que se hizo las cejas y no se tiña el pelo desde su boda. También puede ser, simple y llanamente, que no le de la gana que se la hagas tu, y punto. Creo que en estos casos es evidente qué hay que hacer, pero por si acaso, un par de ejemplos sobre qué NO hacer:
- Insistir
- Reírte de lo mal que sale la madre en las fotos que le sacas a traición.
- Seguir insistiendo cuando te piden por favor, que lo dejes.
- Cuando el marido y padre de la criatura te dice que por favor, no la cabrees, nunca jamás contestes: "Ya se que eres su marido y tienes que defenderla, pero la voy a sacar igual"
4. Hay extranjeros que aprenden Castellano en 2 meses. Otros tardan más. Otros hablan muy bien pero no quieren hacerlo en una cena con 10 personas. Y por lógica, un matrimonio mixto habla en el idioma que mejor dominan ambos. Por tanto, increpar a una mujer diciéndole "que haces hablando inglés? Tienes que hablarle en Castellano" cuando habla con su marido, sobra. Primero, porque es de mala educación hablar a alguien en un idioma que desconoce. Segundo, porque hablarán en lo que quieran cuando quieran. Tercero, porque la susodicha mujer paciente está hasta las narices de contestar a la misma pregunta cada vez que sale de casa.
5. Nunca jamás, bajo peligro de muerte, dejes a una madre lactante sin probar las croquetas.
En fin, que como veis, la variedad es infinita. Pero que sepáis que es por nuestro bien, así cuando vemos a nuestro bebé intentando meterse en el cuenco del agua de los perros por 4º vez, ni nos inmutamos, estamos curadas de espanto.
Y vosotras, cual ha sido la mejor frase que habéis escuchado?