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La Boda: 2º Parte

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La primera parte está aquí. Y las fotos de la boda, aquí

Desde aquí os doy un consejo: Nunca jamás intentéis hacer un baile original para la entrada de vuestra boda. Y si lo hacéis, pensadlo bien, planeadlo con tiempo, preparadlo, y sed buenas personas con los que bailarán con vosotros. Como ya supondréis, yo no hice ninguna de las 4 cosas anteriores. La canción elegida la tenéis en éste post de mi otro blog, y aunque la idea era buena nos faltó tiempo para planificarlo. Mis pobres damas de honor hicieron lo que pudieron y yo, con pisotón de vestido incluido, me emocioné demasiado. A día de hoy solo rezo porque nadie grabara el momento, y mucho menos se le ocurra subirlo a ningún sitio. 

La ceremonia ya os comenté que prácticamente nos la inventamos nosotros. En las bodas egipcias, las bodas consisten en baile, comida, más baile, y si eso firmar los papeles. Ya sabéis que por motivos legales las extranjeras tenemos que firmar los papeles antes de la boda, así que solo nos quedaba el baile y la comida. Pero yo quería un momento de "algo", no voy a decir ceremonia, pero algo, algo que pudiera marcar un punto en la ceremonia en el que se pudiera decir "se han casado". Y como yo siempre he pensado que lo bonito de una boda es declarar, en presencia de la gente que quieres, tu amor y compromiso hacia la otra persona, pues eso es lo que hicimos. Unos votos, medio improvisados, en los cuales nos prometimos ser siempre un solo equipo, querernos por encima de todo, hacernos tortillas todos los fines de semana para desayunar, y no olvidar doblar el retrovisor del coche al salir... (ésto obviamente lo prometí yo, Tarek creo que me prometió pasear a los perros...). Todo ésto con una música muy chula de fondo que de nuevo podéis escuchar en el otro blog

Yo estaba sufriendo de lo lindo, subida a ese escenario con luces en el suelo, con todo el mundo al rededor mirándome y sacando fotos. Pero llegó el primer baile, momento en el que yo pensé que nos olvidaríamos de todo y dejaríamos de sentirnos observados cual animales de zoo... pero no. Oye que si, que nos estaba quedando muy bonito, y que era nuestro momento, pero a ninguno de los 2 nos gusta ser el centro de atención y nos estábamos empezando a sentir incómodos. Así que decidimos acelerar un poco la cosa, saludar a la gente, sentarnos un poco y dar paso a que bailara el resto del mundo, en lo cual nadie nos secundó, genial. Pues nada, paseillo para decirle hola a todos los invitados, y ya de paso suplicarle al DJ que hiciera el favor de cambiar la música y poner algo egipcio, que la gente quería bailar. Solo tardó media hora en hacernos caso. 

El momento "bailes egipcios" fue la mar de animado. Los amigos de Tarek nos ofrecieron una especie de espectáculo de baile que andaba entre el Break Dance y la danza del vientre, y hasta uno de sus tíos se lanzó a bailar, bastón incluido. Para mi, se llevó el premio al bailarín de la noche, porque nunca he visto a nadie mover un bastón con tanto arte. Muchos otros le siguieron de cerca, como nuestro amigo T. que no paró en toda la noche, Y. "LaMujerSinLaCualNoSobreviviríamosEnCairo" que estuvo estupenda, y hasta mi abuela, que se puso a bailar música árabe como si lo hubiera hecho toda la vida. Yo no podía cerrar la boca de la sorpresa. 

Tras el baile, uno de los momentos más esperados. Gema, que no tiene precio la mujer, se cantó 3 temas en directo, dejando a todo el mundo alucinado. El primero, una canción que siempre supe que quería que sonara en mi boda, la segunda, una que le pidió Tarek, y la tercera, una que pedí yo. Quedó muy variado, muy bonito... y que decir de Gema, que no solo estuvo perfecta, si no que además hizo que la noche fuera mucho más bonita. Gracias cielo. 

Después de algo más de música, llegó la cena, único rato en el que al fin me senté durante algo más de media hora. La cena era simple y egipcia, ensalada, kofta, pollo, humus y arroz. Por lo que me dijeron a la gente le gustó, menos mal. 

A partir de éste momento ya entro en una especie de nebulosa en la cual no tengo ni idea en que orden sucedieron los hechos. Creo que tras la cena vino el momento ramo, para el cual de nuevo Tarek tuvo que perseguir al DJ por medio restaurante para que cambiara la música (en este momento el DJ era la persona más odiada de la boda, nos habíamos esforzado mucho en elegir la música perfecta y el estaba a por uvas continuamente). El ramo ni lo entregué, ni lo lancé, lo puse sobre la mesa de firmas, en la cual previamente habíamos dejado una foto de mi padre y del padre de Tarek. El ramo fue para ellos, y de momento lo tengo en casa esperando que llegue el día en el que vuelva a España y lo pueda dejar en el cementerio. 

Después creo que vino la tarta, momento surrealista a más no poder. Suena la música elegida y la tarta entra con mucha parafernalia hasta la pista de baile. Un ser no identificado (suerte que tiene, por su bien) colocó una máquina de humo debajo de la mesa de la tarta, dándole a todo un efecto muy Star Trek y amenazando con matar a varios invitados, y a nosotros incluidos, de asfixia. Yo le había advertido al Wedding Planner que como alguien pusiera una máquina de humo durante la ceremonia, yo misma me encargaría de proporcionarle una muerte lenta y dolorosa, así que el hecho de que el hombre siga vivo y yo no esté en la cárcel, es prueba suficiente de que yo en ese momento estaba de muy buen humor y pasándomelo muy bien. Cortamos la tarta con un cuchillo de cocina (mil veces más digno que una espada, sobre todo cuando el restaurante se molesta en tapar el mango de madera con papel de plata) y cuando yo ya enfilaba para la mesa, Tarek me para. Mahmoud, el camarero al que yo había berreado antes de empezar la boda, quería su momento estrella. 

Saca una cereza de esas blanditas de la tarta. La corta por la mitad y nos obliga a dárnoslas mutuamente con los brazos entrelazados. A mi esas cerezas me dan un asco espantoso, pero me aguanto. Hago de nuevo amago de irme, pero no, otra cereza, ésta vez con tenedores uno junto al otro. Me como la cereza, e intento que no se note que me están dando arcadas. Cuando le veo coger la tercera, a riesgo de acabar dando un espectáculo poco apto para estómagos sensibles, le suplico que lo deje, que soy incapaz de tragarme una más. Lo hace con un trozo de tarta... venga vale. Creo que ese trozo lo mordimos ambos del mismo tenedor, todo fuera porque el camarero se fuera contento a la cama, que ya llevaba traumatizado varias semanas por nuestra idea de sentarnos en una mesa como personas normales y no en un sofá en un escenario con luces, como se estila por aquí. 

Pensábamos que ya podíamos escapar, pero no iba a ser tan fácil. El camarero nos pregunta que si nos cambiamos el anillo de mano. A mi es una parte de las bodas egipcias que me gusta mucho (se juntan las manos por los dedos, y se pasa el anillo de la mano derecha a la izquierda, simbolizando el paso de prometida a casada), pero a Tarek no, así que nuestra idea era cambiárnoslos disimuladamente en la mesa, cosa que no habíamos hecho todavía. Como Tarek andaba en la misma nebulosa de felicidad que yo, accedió. Junto las manos muy obedientemente.... y mi gozo en un pozo. Que no mujer, que así no, que si ésta tradición tiene una variante más hortera, no te preocupes que es la que te vamos a obligar a hacer. Junto las manos por encima de la cabeza, Tarek me cambia el anillo. Me dicen que le baje sus manos hacia mi cintura, así que el queda abrazándome por la espalda mientras yo intento cambiar el anillo de mano. El anillo no sale. Lo intento de nuevo, le voy a amputar el dedo. Tarek disimuladamente se lo quita él y yo se lo cambio disimuladamente de mano. Hala, ya hemos hecho bastante el hortera por hoy. Además, el DJ con menos creatividad del mundo estaba repitiendo por 5º vez la canción elegida para el momento tarta. Todo muy normal. 

La noche continuó con más bailes, más risas, más saludos, y Tarek y yo paseando de mesa a mesa. Yo estaba convencida de que los invitados tenían que estar alucinados con semejante boda extraña, pero todo el mundo me decía que se lo estaban pasando muy bien y que era una boda muy a nuestro estilo. A día de hoy no se como tomármelo... Entre saludo y saludo, sonó por los altavoces "Trozos de cristal" de Fito, que ya sabéis que es la canción que da título a éste blog, y yo me dediqué a pasear canturreando la letra y acordándome de todas vosotras. A tanta distancia, todos los que pasáis por aquí tuvisteis vuestro propio momento en la boda. 

Llegó el momento de recoger, y como ya casi todo el mundo se había marchado, me dediqué a apagar las velas que habíamos repartido por el jardín, más que nada porque me las quería llevar. El fotógrafo encantado, sacando fotos de la novia apagavelas que para ese momento ya andaba por el jardín con los zapatos en la mano. No se que le gustó más, si esa estampa, o cuando solté los zapatos y salí corriendo hacia Cristina para ponernos ambas a cantar Extremoduro a voz en grito, que al fin sonaba por los altavoces pese a la incompetencia del DJ. 

Ya con todo recogido, y con el resto de los invitados de camino a casa, Tarek y yo nos metimos al fin en el coche rumbo al hotel. Yo, con dolor de todo, y el con dolor de cabeza. Al llegar al hotel, resulta que no podemos aparcar en la puerta porque hay otro coche de otra boda recogiendo a otra novia. No pude evitar decirle a Tarek que por lo visto ese día todas las novias eran más importantes que yo. En fin, no pasa nada, pero son detalles. 

Me quedo con Tarek decorando el coche por sorpresa, con su cara cuando me vio llegar en vaqueros, o con lo encantado que estaba con el vestido. Me quedo con haber estado acompañada por parte de mi familia, y porque los que no estuvieron presentes hicieron mucho por estar allí (Gracias Lydia por la decoración, gracias Domi por tus llamadas, gracias a todos los que me escribisteis y mandasteis mensajes). Y sobre todo me quedo con Tarek, el amor de mi vida, el que sonrió sin parar durante toda la noche y al que desde entonces no le ha cambiado la cara. Para algunos nos habremos casado muy pronto, para otros esto será directamente una locura, para muchos una relación difícil de entender. Lo que está claro es que hemos hecho lo que hemos querido, como hemos querido y cuando hemos querido. Y eso era lo más "nosotros" que podíamos hacer. Que sea para siempre, mi vida, let´s fly to stay alive

PD: Las canciones del primer baile, del ramo, etc, durante ésta semana en el otro blog

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