Tengo que reconocer que la lactancia era una de esas cosas de la maternidad que no me llamaba mucho. Tenía claro que era lo mejor, tenía claro que quería seguir las recomendaciones de la OMS pero para mi era un poco "trámite", algo que había que hacer y punto.
Creo que la cosa empezó a cambiar cuando leí "Un regalo para toda la vida", más o menos por la mitad del embarazo. El libro me fascinó, lo devoré y lo volví a releer durante las últimas semanas. Me sirvió sobre todo a estar mucho más segura, a contestar un rotundo SI cuando me preguntaban que si daría el pecho, y a reírme cuando me decían eso de "ya veremos si puedes".
Tenía claro que poder, podía. Pero también tenía claro que podían surgir problemas y tenía pánico a tener grietas o una mastitis, porque no tenía claro si el dolor no me iba a hacer flaquear en mi empeño. El lunes antes de nacer PF estuve en una reunión de La Liga de la Leche, éramos 3 embarazadas y la verdad es que me sentí muy a gusto, sobre todo tras escuchar las experiencias de otras madres recientes que asistieron.
Llegó el parto, y de nuevo bendita Ana que estuvo avispada cuando yo no lo estuve. Ya estaba fuera de la bañera, ya estaba descansando, ya estábamos repartiendo agua y chocolate por el paritorio y Tarek y yo empezábamos a entrar en la fiebre de avisar a familiares. PF estaba bastante dormido, así que no fue de esos bebés que trepó y se enganchó solo, necesitó un poco de ayuda. Yo no me aclaré mucho con la postura, pero Ana me estuvo ayudando y finalmente conseguimos un enganche en condiciones.
Al día siguiente comencé a notar dolor. Tenía la sensación (que resultó ser acertada) de que PF abría poco la boca, por tanto cogía poca areola y me estaba haciendo unas rozaduras de flipar. Con Ana me comuniqué mediante fotos y Whatsapp y las enfermeras del hospital... pues bien, todas querían ver una toma. La verdad es que fueron de gran ayuda, todas me dieron muy buenos consejos y en general creo que tuve muy buen apoyo por parte del hospital, pero cuando es la 5º vez que te piden ver una toma acabas un poco cansada.
Una vez en casa estaba deseando poder ponerme una crema hidratante, que era lo que más me pedía el cuerpo en ese momento. No usé Purelán porque me parece carísimo, opté por la Nivea de bote azul de toda la vida, y sobre todo por las propias gotas de leche, que son mil veces mejores que cualquier crema. Seguía temiendo las grietas una barbaridad, así que el dolor, sumado al miedo, y rematado por el hecho de que PF pedía cada 45 minutos - 1 hora... Pues si, el principio se me hizo un poco cuesta arriba.
Yo, que estaba deseando deshacerme de la barriga para poder moverme de nuevo, me ví anclada a un sofá, con la teta fuera todo el día. Al menos aprovechaba para leer, pero había veces que necesitaba descansar del dolor, que aunque no era mucho, era constante. Incluso meterme en la ducha me molestaba, porque secarme con una toalla era totalmente imposible. Fuera de casa, aunque a los 3 días estaba amamantando en el registro civil mientras firmaba papeles, me agobiaba mucho que me pidiera. No sabía donde sentarme, temía malas reacciones y sobre todo me estresaba el hecho de que, pasara lo que pasara, me tenía que sentar y no moverme hasta que PF terminara. Vamos, que me tenía que haber tomado las cosas con más calma...
Según fui pillando práctica me empecé a relajar, y todos mis esfuerzos se centraron en intentar acabar con el dolor y las rozaduras, solucionando problemas uno a uno.
1. El primer problema era que todo lo que mejoraba durante el día me lo fastidiaba por la noche, porque la postura tumbados no se nos daba demasiado bien ni a PF ni a mi, sobre todo estando a oscuras y alumbrando con el móvil. La solución fue una lamparita LED enganchada a la cuna y tapada con un trapo, con la que consigo iluminar lo justo para ver sin despertar a todo el mundo. También opté por darle sentada en vez de tumbada, aunque me muriera de sueño, pero si no no me iba a curar nunca. En ese momento PF me despertaba cada hora, como máximo cada 2. Fueron noches duras, pero al cabo de un par de semanas todo mejoró.
2. El segundo problema era mejorar la irritación: Leche, leche y más leche, y sobre todo cuidar mucho la postura y hacer que PF abriera la boca. Paciencia, asesoramiento e ir pillando práctica, no había más.
3. Respecto a amamantar en la calle, sobre todo me faltaba la ropa adecuada. Pero en otra reunión de la liga de la leche me dieron un par de consejos sobre como combinar camisetas para no hacer un striptease en plena calle, y oye, mano de santo.
Pero la solución a todos mis males la encontré por pura casualidad. Una de las cosas que más me molestaba era que me sentía super incómoda al ir sin sujetador, pero el sujetador en si me irritaba mucho. Un día, harta de todo, cogí los discos de lactancia (que hasta ese momento había comprado para nada) y me los puse. Al cabo de 2 horas me dí cuenta de que el dolor había mejorado mucho. Tras observar, probar, cambiar de sujetadores, etc. llegué a la conclusión de que vale, yo tenía irritación... pero lo que me estaba matando era alergia! Pasé un par de semanas, casi un mes, con los discos de lactancia y problema solucionado, no ha vuelto a doler.
La lactancia puede ser una pesadilla cuando duele, pero la cosa cambia mucho cuando eso mejora. Poco a poco me fui enganchado al tema y a día de hoy PF y yo somos bastante Tetadictos. De momento me he librado de las grietas y de las mastitis, pero lo que si tengo son obstrucciones. Con las 2 primeras lo pasé mal, pero a partir de ahí pillamos práctica y ya lo solucionamos bastante rápido.
Para mi, una de las claves para establecer bien la lactancia fue prepararme con antelación. El libro de Carlos Gonzalez sobre todo me sirvió para tener mucha confianza en lo que hacía, y no dejarme llevar por agobios ni por mitos. El acudir a un grupo de lactancia desde el embarazo me hizo sentirme segura, y sobre todo mi Doula me hizo sentirme muy apoyada y con la confianza de que tenía a quién recurrir. Sin todo esto, puede que nuestro comienzo hubiera sido bastante peor.
A día de hoy tengo claro que haré lo que haga falta para seguir adelante, no solo porque sea lo mejor o porque yo lo disfrute, si no porque PF ha dejado muy claras sus preferencias y ya sabéis que no hay quien le meta un chupete o un biberón en la boca (seguimos sin convencerle). El viernes pasado, coincidiendo con con el principio de la semana mundial de la lactancia materna, conseguí por primera vez portear y amamantar a la vez, y eso ya si que ha terminado de solucionarme todos los problemas. Ahora solo espero que la buena racha siga y no se nos cruce ningún problemilla...
Y tu, tuviste problemas al principio de la lactancia?